Contribuir a resolver los retos del momento ha sido siempre una parte integrante del espíritu del Dakar, que ya en 1985, de la mano de Daniel Balavoine y Thierry Sabine, lanzaba el programa "Paris-Dakar, pari du coeur" (París-Dakar, una apuesta del corazón). La entrega de bombas de agua o la construcción de pozos en pueblos africanos encontró su continuidad con SOS Sahel. Posteriormente, en territorio sudamericano, la prueba se alió con la ONG Techo en su lucha contra la pobreza y la vivienda precaria. Más recientemente, en Oriente Medio, el Dakar mantiene vivo su espíritu solidario al brindar su apoyo a la organización Help Center, que ayuda a los niños con discapacidad física e intelectual.
El compromiso encuentra, como no podría ser de otra forma, su razon de ser en la dimensión tecnológica del Dakar. Sus características excepcionales hacen de la prueba un laboratorio tecnológico sin parangón, convirtiéndolo a menudo en una suerte de banco de ensayo para probar nuevas motorizaciones o desarrollar innovadores dispositivos de seguridad. Precisamente con esta vocación el programa Dakar Futuro permitió en un primer momento que los coches de motorización híbrida irrumpieran en escena, aumentando el rendimiento de las mejores escuderías. Asimismo, se han abierto nuevas vías para acoger experiencias tecnológicas que pueden transformar el universo del rally raid. El proyecto "Mission 1000" encarna a la perfección el espíritu pionero del Dakar.